Cristina Sáez, 20.07.2020 (La Vanguardia)
El proyecto ‘The Safety Hug’ pretende aumentar la seguridad y reducir el tiempo de contención de un paciente en función de parámetros objetivos
Alrededor de un 1,5% de los pacientes que llegan a urgencias experimentan un episodio de agitación. Suelen ser personas que sufren una descompensación por alguna enfermedad mental o intoxicación por drogas. Si ese estado alcanza un nivel crítico, la persona puede ser una amenaza para ella misma y el personal del hospital, puesto que puede autolesionarse o hacer daño a otros.
Para evitar ese riesgo, se estima que ocurre entre un 20% y un 40% de los casos, se acaban usando contenciones mecánicas, una medida polémica a la que se oponen asociaciones de derechos humanos y de salud mental, y que conlleva riesgos elevados de trombosis, arritmias letales y, sobre todo, secuelas psicológicas, que aumentan con el tiempo en que la persona esté contenida.
Este enfermero junto con Xavier Labad, psiquiatra, y un equipo multidisciplinar formado por Àlex Duran, psicólogo, Eduard Soler, responsable de transferencia del Institut d’Investigació i InnovacióParcTaulí (I3PT), y en convenio con el Centro Tecnológico Eurecat, han ideado ‘the Safety Hug ”, un dispositivo que monitoriza parámetros fisiológicos del paciente y que envía datos en tiempo real a médicos y enfermeras para contribuir a que puedan tomar mejores decisiones de cuándo quitar la contención y detectar un peligro potencial.
“Queremos acortar los tiempos, aumentar la seguridad del paciente y que todo quede registrado en la historia clínica de esa persona, para que no haya espacios en negro y pasen cosas graves, como ha ocurrido en otros hospitales”, afirma Pérez Acebo.
Además, los investigadores quieren ir un paso más allá y, mediante el uso de inteligencia artificial, están estudiando la posibilidad de hacer modelos predictivos basados en los datos que recoge el sistema, con la intención de “identificar los primeros síntomas previos a una descompensación de una persona con una enfermedad mental y evitar que tenga que ser ingresada y pueda acabar en contención”. Ahora comenzarán un ensayo clínico con entre 5 y 10 pacientes para recoger datos fisiológicos, mediante unos sensores, que servirán como primer paso para la creación de un futuro dispositivo médico.
“Nos planteamos que en un futuro la persona llevará un pulsera que monitorizará parámetros para detectar cuándo comienza con los síntomas de agitación y alertar, para así poder implementar medidas de ayuda, como que la llame el psicólogo, o la enfermera experta en salud mental, o asistir a grupos de ayuda mutua”, dice Pérez Acebo. “Queremos contribuir a la tendencia en contenciones 0, tanto aquí como en el resto del mundo”.
**Proyecto de investigación impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, entidad que apoya a Big Vang.